martes, 12 de noviembre de 2013

JUANA La Beltraneja

Juana de Trastámara, nace en Madrid el 28 de febrero de 1462. Es hija del Rey de Castilla, Enrique IV y de Juana de Avís, hermana del rey de Portugal.

Desde su nacimiento, fue apodada como "la Beltraneja", debido a los rumores y a las dudas de que fuera realmente hija del rey Enrique. Este era conocido como "el impotente". Su primer matrimonio fue anulado por no haber sido consumado, y era un rumor muy extendido (pero nunca provado), de que su hija Juana había sido realmente engendrada por su caballero favorito, Beltrán de la Cueva.

La infancia de Juana fue muy ajetreada y algo cruel, pues siendo una niña fue usada por unos y otros para sus propósitos. Recién nacida, fue jurada en cortes como  princesa de asturias y por tanto, heredera. En aquellos años, el rey tenía profundas disputas con la nobleza castellana. En 1464 ya le quitaron la herencia al trono, otorgándosela al infante Alfonso, hermano del rey, que moriría poco después.



La pequeña Juana vivió tiempo fuera de la corte, custodiada por algunos de los nobles cercanos al rey, como Pacheco, el Marqués de Villena. Tras interminables desavenencias entre el rey Enrique y su hermana Isabel, en 1968 firman los Pactos de Guisando, por los cuales Enrique vuelve a desheredar a su hija Juana en favor de su hermana, futura Isabel la Católica, a la que declara heredera del trono. Hacen todo lo posible por encontrar un esposo notable para Juana, le proponen al Duque de Guyena, hermano del rey francés, pero este acaba muriendo enfermo antes de que se pactase nada.

En 1474 muere Enrique IV. Isabel, haciendo cumplir lo pactado, se proclama reina. Pero el entorno de Juana reclama su derecho al trono, en su legitimidad como hija del rey. Así pues, en la ciudad de Plasencia, el 25 de mayo de 1475 acaban casando a Juana de tan solo 13 años, con Alfonso V, el rey de Portugal. De este modo da comienzo una larga guerra de sucesión entre 2 matrimonios: el compuesto por Juana y Alfonso, reyes de Castilla y Portugal, y el compuesto por Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón.

El bando de Juana, pese a que contó desde el principio con más apoyos nobles, auspiciados por los infatigables nobles Pacheco el marqués y Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo. Sin embargo la guerra, desarrollada principalmente en las zonas fronterizas del Tajo y Duero entre Castilla y Portugal (Extremadura, Zamora, Toro, etc.) acaba decantándose hacia el bando isabelino.

Escudo usado por el bando de la unión dinástica de Castilla-Portugal


El final decisivo tuvo lugar el día en que el Papa Sixto IV toma partido por Isabel. Este toma la decisión de anular la bula por la cual consintió el matrimonio entre Alfonso y Juana, sobrina suya. Así pues, matrimonio anulado, Alfonso perdía sus legítimas pretensiones sobre Castilla, siendo esto la puntilla que acaba minando al bando de Juana, que acaba derrotado. En 1479 firman el Tratado de Alcazovas, donde se fijan las condiciones de paz, así como el destino de Juana, que tendría que renunciar de por vida a sus derechos dinásticos.

Finalizada la guerra, una Juana aun con 17 años, se ve humillada y desposeída de todos sus derechos reales y privilegios. En Portugal le dan el trato de Excelente Señora, pero el tratado de paz, la fuerza a ingresar interna en el Monasterio de Santa Clara, en Coimbra. Durante su internamiento, hubieron algunas polémicas. El nuevo rey portugués la prometió con el heredero de Navarra, para provocar un conflicto con Castilla que no llegó a mayores por la muerte del prometido. Se dice, desconociendo la certeza, que enviudado Fernando el Católico, propuso matrimonio a Juana para conservar su derecho sobre Castilla frente a su yerno, Felipe el Hermoso, algo que esta rechazó.

Juana finalmente vivió su madurez sin contraer matrimonio, residiendo en el Castillo de San Jorge en Lisboa, y hasta el fin de sus días, el 12 de abril de 1530, siguió considerándose legítima reina de Castilla, título que acabó legando, (sin validez legal pues no poseía), al rey de Portugal.





jueves, 10 de enero de 2013

ENRIQUE IV de CASTILLA

El 5 de enero de 1425, nace en Valladolid el príncipe Enrique de Trastámara, tercer hijo del rey Juan II de Castilla y su esposa, la infanta María de Aragón y reina consorte de Castilla. Muerta su madre en 1445, el rey casará con su segunda esposa, Isabel de Portugal, y dará a Enrique dos medios hermanos que le acabarán disputando el trono toda su vida: el infante Alfonso, e Isabel.

Desde poco después de nacer, Enrique fue nombrado Príncipe de Asturias. Durante su niñez, su educación se vió muy influenciada por Álvaro de Luna, el valido de su padre.



A los 15 años, en 1440, Enrique contrae matrimonio con la infanta Blanca de Navarra. De este matrimonio no solo no tendrá descendencia, sino que acabaría siendo anulado por el papa Nicolás V, alegando que durante años, ni tan siquiera habían llegado a consumar el matrimonio. Comenzaría así una negra historia respecto a la vida privada del príncipe y futuro rey, que sería conocido por algunos, (como el cronista Palencia), como Enrique el Impotente.

En los años posteriores ocurrirían hechos relevantes en la vida del príncipe. En 1554 muere su padre, por lo que él es proclamado rey a los 29 años con el nombre de Enrique IV. Una de sus principales obsesiones como monarca siempre fue la unión con Portugal. Para ello trató de tener una cercana alianza con ellos, contrayendo matrimonio, por segunda, vez con Juana de Avis, infanta portuguesa.



El reinado se caracterizó por una notable falta de liderazgo, a la misma vez que existía un poder muy destacado de la nobleza castellana. Uno de los que más influencia acaparaba era Juan Pacheco, marqués de Villena, compañero inseparable del rey. El marqués y su hermano Pedro Girón, se consideraban piezas claves de la monarquía. Todo cambió con la entrada en la corte de Beltrán de la Cueva, que se convirtió en favorito del rey, desplazando a un segundo plano a Pacheco y los demás. Los conlictos de interés son tales que hasta se extiende el rumor de que Juana, la recién nacida hija de los reyes, no ha sido engendrada realmente por Enrique, sino por el propio Beltrán, lo que le otorga el apodo de Juana la Beltraneja.

En 1464, ante el descontento, se crea en Alcalá de Henares una Liga Nobiliaria, donde los nobles se juntan para reclamar al rey mayores privilegios y cotas de poder. De este modo buena parte de los nobles deslegitiman a la princesa Juana, y exigen  que el sucesor sea Alfonso, el medio-hermano del rey. Finalmente algunos nobles acaban proclamando rey a Alfonso, con tan solo 11 años de edad, en un acto conocido como la Farsa de Ávila. 



Estos conflictos de poder llevan a los partidarios y detractores del rey a una guerra de clanes nobiliarios que produce un profundo desgaste en la sociedad castellana. Las tropas de ambos bandos libran una dura batalla en Olmedo, en 1467, sin que exista un claro vencedor. El conflicto se extiende aun un año más, hasta que el infante Alfonso, un mero títere de Pacheco, muere en extrañas circunstancias. De este modo, algunos de los que proclamaron rey a Alfonso, dan su apoyo a la hermana, Isabel.

En 1468, Enrique IV y su media hermana Isabel se reunen para pactar, desoyendo a la nobleza, y sellan el Tratado de los Toros de Guisando, en Ávila. Desde este momento todos se comprometían en guardar lealtad al rey, a cambio de que Isabel fuera nombrada Princesa de Asturias, heredando así el trono en detrimento de Juana, hija del rey. A su vez el rey se guardaba el derecho de concertar el matrimonio para Isabel con quien él considerase.



A partir de entonces, con Beltrán fuera de la corte y con una Isabel que acepta su reinado, las aguas se calman para el rey. Pacheco vuelve a ser su hombre fuerte, pero poco a poco se van forjando nuevos intereses. Enrique cansado de las manipulaciones de Pacheco y de las infidelidades de su esposa, cae en una espiral de decadencia. Isabel, que considera que el rey ha violado los pactos de Guisando, obra en su interés y contrae matrimonio en secreto con Fernando, el príncipe heredero de Aragón. Esto traerá nuevos conflictos, numerosas traiciones y nobles que cambian de bando en varias ocasiones, contando la pareja de Isabel y Fernando (futuros Reyes Católicos) con muchos más apoyos.

Finalmente, muy desgastado y tras la muerte repentina de su principal valedor Pacheco el marqués de Villena, el rey Enrique IV fallece en Madrid el 11 de diciembre de 1474. 

Isabel fue proclamada reina al día siguiente, pero el conflicto entre los 2 bandos no cesa, y da lugar a la guerra de sucesión entre Isabel I y Juana la Beltraneja, lo que se puede comparar como partidarios de aliarse con Aragón o con Portugal.

Enrique IV fue enterrado en el Real Monasterio de Guadalupe, en la provincia de Cáceres.